María Monjas: «La crisis de cuidados se está resolviendo al interior de las casas de mano de las abuelas y cuidadoras migrantes».

María Monjas Carro, es poeta, activista feminista y coeducadora. Autora de dos poemarios “Nadie hablará de nosotras” y “Háblame de la lluvia” y un ensayo “Tejiendo la vida frente a los desahucios” publicados por Huerga&Fierro editores, y un cuento para trabajar la diversidad afectivo sexual en infantil “Berta y Rita” publicado por Save the Children en Bolivia.

En esta entrevista y desde su dimensión como coeducadora (si es que se pueden separar las dimensiones de una persona) nos interesa compartir cómo ha sido su experiencia con el alumnado y el profesorado trabajando en el marco de las Campañhttps://intered.org/es/que-hacemos/campanasas Actúa con Cuidados y Toca Igualdad, de la Fundación InteRed.

PREGUNTA: Fuiste una de las primeras personas que detectó en Abueland la carga política de las acciones cotidianas. En concreto de las tareas de cuidados y de cómo los hombres adultos participaban de ellas. Ha pasado tiempo desde entonces, ¿Sigues pensando que estamos huérfanas de imágenes en las que aparezcan hombres cuidando?

Gracias Joly por invitarme a compartir lo que ha supuesto y supone Abueland en mi recorrido personal y profesional en torno a los cuidados. Es cierto que desde el inicio Abueland me pareció un universo maravilloso y muy potente desde el que recordarnos que lo personal es político y visibilizar cómo las actividades de cuidados y las personas que las realizan son la clave que nos sostiene y nos permite vivir una vida digna y con sentido.

No solo hemos sido y seguimos siendo huérfanas de imágenes en las que aparezcan hombres cuidando, somos huérfanas de imágenes que representen el mundo real, que muestren quienes somos en su diversidad y que enseñen las alternativas desde las que se cuidaba la vida antaño y las nuevas propuestas que ya estamos ensayando.  Estamos cansadas de ver a jóvenes bonitas en las revistas y presentando el telediario, a parejas de homosexuales que siguen cumpliendo la normatividad de belleza y relacional, a hombres jóvenes blancos y ricos poniendo una lavadora o levantando en alto a un niño rubio precioso, incluso hay un modelo estandarizado de lo que debería ser una buena feminista. Y cuando aparecen cuerpos, relaciones y vidas ajenas a las hegemónicas se tratan de forma aislada, específica, diferenciada.  No se trata de que los hombres sean corresponsables en los cuidados porque de repente asuman tareas que no solían realizar, como cocinar, bañar a sus criaturas o jugar con ellas, ya que esto no garantiza que sigan ejerciendo poder y violencia sobre mujeres y niñas/os. El cambio es más profundo, se trata de desprenderse de ese poder que les otorga el heteropatriarcado y generar relaciones corresponsables en los cuidados, los afectos y la sexualidad.

Faltan imágenes que muestren la empatía como un valor principal desde el que construir mundo y sobre todo faltan imágenes que muestren la fuerza de lo colectivo, en las que salgan grupos de personas cuidando de otras personas y de la naturaleza, que reflejen lo que posibilita la vida. 

En Abueland aparecen imágenes de abuelas/os y peques que son personas muy vulnerables en este sistema, que nos dicta la juventud y edad adulta como la deseable, y las enseña compartiendo entre sí, creando un universo alternativo maravilloso, donde la escucha, el cuidado y la empatía ordenan nuestro cotidiano vivir. Por eso me parece una propuesta tan política, porque rompe con la hegemonía de mostrar cuerpos jóvenes y dinámicas consumistas.

PREGUNTA: ¿Cómo se vive (o te devuelven en tus talleres) esta ausencia de referentes masculinos cuidadores?

Es todo un reto que las masculinidades cuidadoras e igualitarias sean la referencia para los chavales. La masculinidad siempre ha ido ligada a la violencia, como un valor fundamental que garantiza el demostrar ser un hombre. Es por eso que educar en y para los cuidados desde edades tempranas cobra una verdadera relevancia, para todo el mundo, pero en particular para los varones, ya que asumir y practicar los cuidados como un valor fundamental en sus vidas desde el inicio va a hacer que desechen la violencia de sus vidas y se conviertan en personas empáticas, que además no permitan que otros chicos la ejerzan. Romper el vínculo entre masculinidad y violencia es una de las claves de nuestro trabajo en las aulas y los cuidados son sin duda, la gran herramienta para llevarlo a cabo. 

Erotizar los cuidados y a los chicos y hombres cuidadores es uno de los objetivos de la educación afectivo sexual que queremos desarrollar y esto es bien difícil en un sistema en el que se sigue mediatizando al chico malote y violento en los medios y en la que el porno, que muestra la violencia sexual contra las mujeres como deseable, es la principal vía de educación sexual de la gente joven a día de hoy. 

Cada vez hay más chicos cuidadores, lo que falta es que éstos sean los referentes para otros chicos, porque la presión de los líderes con comportamientos machistas sigue siendo muy grande a día de hoy. Si observamos quienes son los youtubers que tienen más seguidores entre los chicos jóvenes desgraciadamente no vamos a encontrar referentes que hablen de los cuidados y la empatía como valores centrales.

Por eso, son muy importantes los hombres adultos cuidadores que acompañan a estos chicos, abuelos, padres, amigos, profesores, ya que son los verdaderos referentes para ellos. Sería imprescindible que los hombres cuidadores e igualitarios fueran posicionándose frente a los que no lo son, en sus entornos familiares, profesionales y personales, como vía para ir centralizando los afectos y cuidados como un valor imprescindible para formar mundo. 

Vamos teniendo experiencias en diversos institutos de Madrid donde los grupos de jóvenes activistas feministas se conforman con casi el mismo número de hombres y mujeres, y estos chicos sí han sido referentes para otros en el curso de las acciones de sensibilización y movilización para promover la igualdad en sus centros.

Afortunadamente las chicas están dando grandes pasos en el conocimiento de sus propios deseos y necesidades y en la elección de compañeros/as con quienes vincularse, pero aún hay un gran trabajo con la juventud para que las relaciones horizontales y de cuidados pasen a “estar de moda”.

PREGUNTA: Tenemos una Deuda de Cuidados con las personas que nos han cuidado. En Abueland la contraemos con nuestras abuelas y abuelos. ¿Podrías explicarnos cómo se genera esta deuda? 

La deuda de cuidados habla de aquellas tareas de cuidados que nos tocaría hacer a cada cual, de nuestro propio cuidado y el cuidado de otras personas y que no estamos llevando a cabo, sino que hay alguien que las está haciendo por nosotras/os; cuando trabajamos en los centros educativos este concepto, reflexionamos sobre cómo hay una deuda de cuidados histórica y actual de los hombres respecto a las mujeres y una deuda de cuidados de los países ricos del norte global con respecto a los países pobres del sur, siendo España un país en el que el 70% de las trabajadoras domésticas son mujeres migrantes. Cuando calculamos con el alumnado nuestra deuda de cuidados en el día a día se puede apreciar claramente cómo siguen siendo las mujeres, madres y abuelas, a quienes más les debemos los cuidados que nos dan. 

Fue Abueland quien iluminó esta otra deuda de cuidados tan clara y que no estábamos poniendo sobre la mesa, la de las familias con sus abuelas y abuelos, que se me ocurre podíamos llamar deuda de cuidados generacional o redeuda de cuidados, ya que los abuelos y sobre todo las abuelas vuelven a asumir unos cuidados que ya asumieron en su día cuando fueron madres.

No es casual, que en un sistema neoliberal que valora el crecimiento económico por encima de la vida, las abuelas y abuelos, que son personas “no productivas” para este sistema, sean de nuevo quienes soporten los cuidados que permiten al resto de personas en edad productiva seguir alimentando la rueda del capital. La crisis de los cuidados a la que nos aboca este sistema se está resolviendo de nuevo al interior de las casas, en manos de las abuelas y las cuidadoras migrantes, cuando debía resolverse de forma colectiva socializándolo entre personas, empresas y Estado.

Por eso me maravilla la manera en la que Abueland pone esto sobre la mesa, rescatando a través de las viñetas en las que aparecen las abuelas y abuelos cuidando a sus nietas/os la importancia del cuidado para la vida, y la importancia de la vida en sí misma, del tiempo del cuidado para ser felices, de lo vital de compartir el tiempo de lo sencillo con nuestros seres queridos, frente a las ansias de acumulación que nos genera un sistema para el que la vida no es más que un medio para la generación de beneficio económico.

Es el humor y la sencillez una de las claves de Abueland para tomar conciencia de que el cuidado es la vida en sí misma, y es mucho mejor compartir que ser deudoras/es de vida.

PREGUNTA: ¿Qué otros temas te dan pie las viñetas de Abueland para trabajar en entornos educativos?

El universo Abueland es una fuente infinita para empaparnos de vida en las aulas.

El vínculo entre abuelas/os y nietas/os en sí mismo da para reflexionar sobre cómo somos seres vulnerables que necesitamos cuidados, escucha y afecto por parte de las demás personas, y cómo en esta vorágine productiva que nos roba el tiempo de vida, se establece ese encuentro maravilloso entre abuela/o y nieta/o que posibilita a ambos crecer y pararse a ser personas. Se puede percibir el gran aprecio que las/os adolescentes sienten por sus abuelas/os, cuando los nombran y recuerdan sus cuidados. 

La edad es un factor de exclusión en nuestro sistema y Abueland nos permite ponerlo sobre la mesa y tomar conciencia de lo injusto de que sean las/os abuelas/os quienes de nuevo se encarguen de los cuidados de forma gratuita y a una edad donde ellas/os deberían ser los que recibieran dichos cuidados. Y a su vez, entender la importancia de cuidar y lo que genera alrededor. 

Para mí uno de los valores de Abueland es la sencillez, ternura y humor desde el que nos cuenta este universo de cuidados que se genera entre nietas/os y abuelas/os. Las viñetas cuentan historias sencillas que hablan de ese mundo invisible que es el que vivimos a diario y no es contado por los medios hegemónicos. Y lo hace, no desde la indignación y la queja (que son también viables), sino desde la caricia y la risa, que resultan un arma imprescindible para hacernos llegar el mensaje. 

Es muy interesante e innovador visibilizar a los abuelos cuidadores en situaciones cómicas, como una propuesta política que rompe con cualquier imaginario normativo. No hay mejor referente para un niño que su abuelo a corazón abierto.

A su vez me parece muy importante como Abueland rescata el tema de la vejez y cómo acompañarla, y sitúa a las/os nietas/os como pequeños cuidadores de sus abuelas/os desde la admiración, la escucha y los afectos, siendo imprescindible rescatar la importancia de valorar toda la experiencia y saberes de vida que llevan consigo y que son absolutamente necesarios para seguir creando vida.

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